domingo, noviembre 24, 2024

DESTACADOS, QUILMES

«Que los genocidas paguen con prisión lo que nos hicieron», reclamó una sobreviviente

Una mujer que fue torturada y violada durante su cautiverio en distintos centros clandestinos de detención durante la última dictadura militar relató ayer nuevamente sus padecimientos en el juicio que se sigue en La Plata contra 17 represores, entre ellos Miguel Etchecolatz, y reclamó al tribunal «que los genocidas paguen con prisión lo que nos hicieron, que esto no se repita nunca más».

«Nos queda un dolor que no se va nunca, ya muchos compañeros se fueron, y a mi no sé cuánto me queda, por eso estoy acá, recordando, recordando a los compañeros muertos y esto causa mucho dolor y los genocidas no sé si se nos ríen recordando lo bien que hicieron torturándonos, violándonos, yo les veo la cara de satisfacción», dijo Lidia Biscarte (76).

La mujer brindó testimonio ante el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, que desde el 27 de octubre último juzga a los represores por los secuestros, torturas, crímenes y abusos sexuales cometidos contra casi 500 víctimas alojadas en los centros clandestinos del Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, en Lanús.

Biscarte, delegada sindical que trabajaba en el Puente Zárate Brazo Largo, fue secuestrada el 27 de marzo de 1976, cuando fuerzas militares irrumpieron en la casilla donde vivía, en un asentamiento de Zárate, y tras golpear y maniatar al hijo de 8 años de la mujer, la redujeron y trasladaron a la comisaría de Zárate, iniciando un recorrido que incluyó el paso por la Prefectura de Zárate, el Arsenal Naval, el barco Murature, el Pozo de Banfield, Campo de Mayo y el penal de Olmos.

En todos esos lugares la mujer fue torturada con picana eléctrica, con la aplicación del llamado ‘submarino seco’ y violada de manera reiterada.

«Necesito que usted doctor (en alusión al presidente del Tribunal, Ricardo Basilico) haga justicia, esto que relato no es una novela, es un dolor muy grande y mis compañeros (de cautiverio) no están para defenderse, por favor, usted está ahí para hacer justicia», reclamó.

Biscarte contó que en cautiverio «se nos iba la vida todos los días» y precisó que «cuando me secuestraron pesaba 64 kilos y cuando me liberaron en el penal de Olmos pesaba 33; perdí todos esos kilos por la tortura y los malos tratos, nos tenían como animales, o peor porque a los animales no se los tortura».

«Este debe ser mi juicio número 20 y a veces siento que venir a un Tribunal no sirve de nada, porque los genocidas están en su casa: quiero que se haga justicia que esto no se repita nunca más, pero nunca más de verdad», cuestionó.

Tras relatar una vez más la tortura con picanas, el retorcimiento de sus pechos, las violaciones, las golpizas, describió su paso por el centro clandestino de Pozo de Banfield, donde no les daban de comer y desfallecían de sed, por lo que con mucho penar reconoció que, en una oportunidad y desesperada, bebió orina de un compañero.

«Estábamos semidesnudos, apilados, no nos dejaron bañarnos, y nos sacaban de a uno y nos llevaban a un cuarto preparado como pieza de tortura», recordó.

Biscarte dijo que «quiero que esta gente que nos torturó y violó pague lo que hizo, no pedimos venganza pero antes de morirme quiero saber que esta gente está presa».

El TOF 1, integrado por Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basilico, juzga por los delitos cometidos en el Pozo de Banfield y en el Pozo de Quilmes al ex ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, Jaime Smart; al exdirector de Investigaciones de la Policía bonaerense, Miguel Etchecolatz; el exmédico policial Jorge Antonio Bergés y a los imputados Federico Minicucci; Carlos Maria Romero Pavón, Roberto Balmaceda y Jorge Di Pasquale.

También juzgará a Guillermo Domínguez Matheu; Ricardo Fernández; Carlos Fontana; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Hidalgo Garzón; Antonio Simón; Enrique Barré; Eduardo Samuel de Lío y Alberto Condiotti.

Por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro conocido como «El Infierno» también están imputados Etchecolatz, Bergés y Smart y el ex policía Miguel Angel Ferreyro.

El Pozo de Banfield y el de Quilmes fueron dos de los centros clandestinos de detención más grandes que funcionaron en la provincia de Buenos Aires.

En el TOF 1 se juzgarán los delitos sufridos por 429 víctimas y se prevé que declaren unos 400 testigos.

Además, por los delitos cometidos contra 62 víctimas en el centro de detención y torturas conocido como «El Infierno», que funcionó en la Brigada Lanús, también serán juzgados Etchecolatz, el civil Jaime Smart, el exrepresor Juan Miguel Wolk (también juzgado por ambos Pozos) y el expolicía Miguel Angel Ferreyro.