El subcomisario de la Policía Federal (PFA) preso por matar el domingo a dos asaltantes en moto en la localidad bonaerense de Wilde, contó en su indagatoria que es el cuarto enfrentamiento que tuvo en los últimos 22 años, que a él le pareció que los dos delincuentes estaban armados, que disparó cuando escuchó que gritaban «¡quemalo!» y aclaró que ningún policía sale de su casa con la intención de matar.
En tanto, fuentes judiciales confirmaron que a pedido de la fiscal de la causa, Natalia Milione, de la Unidad Funcional de Instrucciones (UFI) 3 de Avellaneda, y mientras se investiga si cometió un exceso en su legítima defensa, el juez de Garantías 4 de Avellaneda, Esteban Baccini, convirtió en detención formal la aprehensión del oficial por el delito de «doble homicidio agravado por el uso de arma de fuego».
En su declaración indagatoria -a la que tuvo acceso Télam-, el subcomisario de 49 años explicó que el hecho ocurrió el domingo pasado, alrededor de las 18.45 en el cruce de las calles Boulevard de los Italianos y Lafuente, de Wilde, partido de Avellaneda, cuando volvía caminando a su domicilio desde la casa de sus fallecidos abuelos, a la que suele ir a controlar porque está deshabitada y en sucesión.
El policía que lleva 25 años en la fuerza y se desempeña en la División Auxiliares de Seguridad y Defensa, explicó que cuando estaba en la esquina, vio dos autos circular a muy baja velocidad, junto a una moto que venía en contramano desde atrás y a cuyos dos ocupantes le pareció ver armados.
«Veo que el conductor lleva algo en su mano derecha similar a un arma de puño y al acompañante lo veo estirar el brazo hacia mí con un arma de puño oscura», relató el imputado.
El subcomisario dijo que «entre los dos» le gritaban «¡quedate quieto o te quemo!» y que pensó en su familia, en «no perder la vida», extrajo su arma y disparó «hacia los dos ocupantes tratando de repeler esa agresión, de hacerla cesar».
El jefe policial explicó que en ese momento volvió a sentir «el mismo miedo» que le tocó vivir en otros enfrentamientos y recordó un episodio en particular en 1999, donde también mató a dos motochorros que se le acercaron con intenciones de robo en la puerta de su misma casa, cuando él llegaba en moto y donde terminó herido de dos balazos.
También recordó otro hecho de 2003, en la puerta de la casa de sus tíos en Parque Calchaquí, donde se enfrentó a dos ladrones, uno de los cuales terminó baleado, y otro en 2014 en la puerta de la casa de sus abuelos, donde también quisieron robarle su auto, recibió entre 11 y 12 disparos y él resultó herido en uno de los pulgares y salió «vivo de milagro».
«Es siempre tratar de no volver a vivir eso, de ver la muerte de cerca, no es nada agradable y más si uno piensa en su hija y su señora, que yo antes no las tenía. Creo que nadie de los policías, en su sano juicio y que salimos a la calle armados, salimos con la intención de matar», dijo el policía.
Además, contó que frente a su casa tiene «pintados los cinco puntos que significan ‘muerte al policía'» y si bien reconoció que se quiere mudar, explicó que no puede «por cuestiones económicas».
Cuando la fiscal le pregunto si podía precisar cuántos disparos efectuó -en la imputación le adjudica al menos nueve con su pistola 9 milímetros-, el subcomisario respondió que no lo recordaba pero que fueron «los necesarios para hacer cesar la agresión» y agregó: «No creo que hayan sido muchos».
El policía también relató que luego de que los dos ladrones quedaran tendidos comenzó a agolparse gente en la cuadra, que algunos lo insultaban porque le decían que los baleados era del barrio y que logró impedir que un hombre que se había aproximado en scooter se llevara el arma de utilería secuestrada junto a uno de los sospechosos, pero que vio una situación similar con el conductor de la moto, a quien él reiteró que lo vio con un «arma chiquita en el manillar».
Los dos sospechosos que resultaron fallecidos fueron identificados como Milton Salto (18), quien iba de acompañante y murió en el lugar antes de que pudiera ser atendido en un centro asistencial, y el conductor de la moto, Alexander Javier Cordova (17), quien fue intervenido quirúrgicamente pero falleció horas más tarde en el hospital Presidente Perón de Avellaneda.
Si bien se aguardan los resultados de las autopsias, un vocero judicial indicó que de acuerdo a lo que vieron los peritos en el lugar, Cordova, recibió un disparo en la frente y otro en la pierna, mientras que Salto fue impactado al menos cuatro veces, todos con una dirección de atrás hacia adelante.
En tanto, el arma que empuñaba y quedó tirada junto a Cordova -la única secuestrada-, era una réplica de utilería, añadieron las fuentes.
El hecho quedó registrado por al menos una cámara de seguridad que captó la secuencia y la fiscal Milione procura determinar si el subcomisario actuó en legítima defensa o si tuvo un exceso, para lo cual serán de relevancia los distintos peritajes que restan realizarse, como el de la pistola Glock, que no es su pistola reglamentaria.
La fiscal también está abocada al análisis de las cámaras de seguridad y aguardaba para las próximas horas los resultados de las diligencias de rigor realizadas en la escena del crimen, donde se secuestraron vainas servidas.