El Gobierno confía en que la tasa del 4,8% de inflación de marzo que informó ayer jueves el Indec (Ver Nota) será la más alta de 2021 y que desde ahora hasta fin de año la tendencia será a la baja, dijeron fuentes oficiales.
Además, en el caso de que se detecten pautas de conformación de precios que no estén alineadas con la política macroeconómica, se profundizarán los controles sobre mercados y empresas.
En ese sentido, el primer trimestre cerró con una inflación acumulada del 13%, unos dos puntos porcentuales por arriba de lo que el equipo económico esperaba para esta primera etapa del año, pero que se espera que «mes a mes se vaya reduciendo».
La evaluación que hacen desde el equipo económico es que la reactivación internacional impulsó al alza los precios de los commodities exportables -fundamentalmente alimentos- y que eso está afectando al mercado local pero que, independientemente, están detectando un «conflicto distributivo» y que hay sectores que no cumplen con los acuerdos de precios y salarios que empresas y sindicatos fijaron en febrero.
Al respecto, las fuentes rescataron el aporte de sindicatos y trabajadores que han negociado pautas salariales «en línea con el presupuesto y las políticas macroeconómicas», pero advirtieron que no se está dando la misma respuesta en ciertos rubros, sobre todo el de la alimentación.
«Estamos viendo comportamientos indexatorios en los que los precios se determinan por expectativas que no son parte de un escenario ni realista ni correcto desde el punto de vista macroeconómico», aseguraron las fuentes.
Y agregaron: «Apuntamos a una coordinación que llegue a toda la economía. Por eso, desde el Estado tomamos acciones cuando vemos desvíos en el comportamiento de precios y vamos a reforzar regulaciones y controles».
La recuperación del salario real, la reactivación económica y la baja de la inflación son los tres pilares sobre los que trabaja el equipo económico para este año y «son condición necesaria» para que haya una verdadera recuperación y para garantizar una distribución «sana» y un crecimiento sostenible.
Por eso mismo, la meta de una inflación en torno al 30% sigue siendo parte de un esquema factible para el Gobierno que estará acompañado por una tasa de depreciación del tipo de cambio que se irá desacelerando en los próximo meses y que, se espera, ayude a frenar la dinámica de precios.