El encuentro entre Boca y Quilmes estuvo suspendido durante 17 minutos cuando después del segundo gol de los «cerveceros» convertido por Mariano Pavone a los 19 minutos del segundo tiempo los hinchas de este equipo les arrojaron proyectiles a los simpatizantes «xeneizes» que estaban ubicados en uno de los sectores de la platea.
Debido a este hecho el árbitro Ariel Penel llamó a ambos capitanes, Guillermo Fernández y Pavone, y decidió suspender el partido durante 17 minutos.
Todo comenzó cuando los hinchas «cerveceros» se acercaron al límite que une la habitual popular local y la platea donde estaban los boquenses y les lanzaron piedras y botellas.
Luego forzaron una de las puertas y trataron de subir a la platea ante la intervención policial, que lanzó agua para frenar a los revoltosos.
De estos incidentes quedó como resultado que el jefe de seguridad de Quilmes, Pablo Otero, fue herido en la cabeza con un corte sangrante.
Aquellos hinchas con memoria recuerdan que la rivalidad entre barras de Quilmes y Boca viene de hace años y tuvo su momento de mayor repercusión el 5 de enero de 1983.
Esa noche de sábado, Quilmes, que ya estaba descendido, visitó a Boca Juniors y perdió 1 a 0. Luego del partido el choque entre ambas barras provocó dos muertos: un hincha de Boca, Raúl Servín Martínez, de 18 años y otro hincha de Quilmes, Raúl David Calixto, de 17, que falleció a raíz de un paro cardíaco mientras escapaba.
Del enfrentamiento en las cercanías de la Bombonera, en la zona de Caminito se acusó de la muerte del hincha de Boca al jefe de la hinchada quilmeña, Carlos Alberto De Godoy, más conocido como «El Negro Thompson».
La historia entre ambas barras había nacido un año antes cuando «Thompson» y José Barrita, «El Abuelo», líder de la «12», se disputaban las entradas de favor para ir al mundial de España 1982.
«Thompson» fue liberado por la justicia rápidamente y cuatro años después se lo encontró culpable, falleciendo en la cárcel de Villa Devoto a comienzos de 1989.