Doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas y licenciada en Biotecnología, fue pionera en stand un científico en Argentina. Ahora ganó un certamen para representar al país en el Congreso Iberoamericano de Stand Up Científico Federación Española para la Cencia y la Tecnología que se desarrollará en Madrid.
«Yo me anoté al toque en el ´Vacunate´ y la gente me decía: ´¿Te vas a vacunar? ¡No sabés lo que tiene!´ ¡Vacuna tiene!, con eso me alcanza, pelotudo. Yo soy del conurbano, iba a la escuela número seis en Bernal y recorría a pie las ocho cuadras de regreso a mi casa clavándome una guirnalda del mielcitas.¿Ubican lo que son las mielcitas? Eran una cosa dulce en un microsachet de hule que, para sacar el mayor de los beneficios, te terminabas comiendo el sachet. Y eso no te lo da un kioskero con un guante de cirugía y una pinza estéril. ¡Eso había pasado por todas las manos de los trabajadores bonaerenses y vos te lo tragabas! ¡Mirá si me va a dar miedo vacunarme! Preguntale a la vacuna si tiene miedo de que yo me la dé…»
Corría marzo de 2022, la pandemia todavía era tema excluyente de toda conversación y Nadia Chiaramoni ya era un secreto a voces: una mujer científica hacía un show de humor en el que además de reírse de un tema tan delicado se ocupaba de desmontar las fake news sobre cómo combatir el coronavirus. El fragmento de las vacunas con el que comienza la nota pertenece al unipersonal que había empezado a presentar tímidamente.
Desde entonces, su popularidad y la del stand up científico crecieron. Y Nadia acaba de recibir una noticia que la llenó de orgullo: a instancias de un concurso que organizó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, fue elegida entre 16 argentinas y argentinos de distintas provincias que también hacen stand up científico para representar a nuestro país en el Congreso Iberoamericano de Stand Up Científico Federación Española para la Cencia y la Tecnología que se va a desarrollar el 28 de noviembre en Madrid.
Los requisitos para presentarse eran integrar el sistema científico nacional y tener algo de experiencia en comunicación de la ciencia. Y ella ganó con un video de tres minutos basada en el trabajo de dos investigadores que encontraron fósiles en la Antártida de una rana y del ala de un pingüino que medía un metro ochenta. «Las risas vinieron por imaginarme un universo en el que convivían un enorme pingüino con una ranita», dijo Chiaramoni.
«Empecé a hacer humor cuando me dejó un señor»
A los 43 años, Nadia logró brillar en dos profesiones que históricamente fueron monopolio masculino. Doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas y licenciada en Biotecnología, dio un paso más y logró juntar sus pasiones en un experimento que le salió bien y tiene cada vez más seguidores: el stand up científico. Y el momento en el que apareció el humor en su vida también es gracioso.
En una anterior entrevista con Télam, Chiaramoni contó que «en marzo de 2012 estaba de novia con un señor. ¿Viste cuando te ves venir que un señor te va a dejar? Bueno, esto fue, ponele, un lunes y pensé que el fin de semana tenía que programar algo para no pegarme un corchazo. Estaba escuchando en la radio «Perros de la calle» y hablaban de las citas rápidas de ocho minutos que estaban de moda en esa época. Me anoté. Debut y despedida porque son ocho entrevistas de laburo, es insoportable.Y es insoportable escuchar al otro también. Hay uno que me quedó grabado y lo usé muchas veces para hacer humor. Venía la persona y era “che, a qué te dedicás”.
«Nunca me voy a olvidar de uno al que usé mucho para mis shows. Le pregunté qué hacía y me dijo que trabajaba en una pinturería. Le pregunté en qué parte, más específicamente, y el flaco me contestó: “¿Viste el verde? Lo hago yo”.
¿Pero qué verde, boludo? ¿El del pasto, el de la botella de gaseosa? ¿Todo el verde del mundo hacés? ¡Fue tan me quiero ir a mi casa! Pero también googlée clases de stand up.
Ahí Nadia empezó a formarse profesionalmente, pero hay que ir más atrás en su vida para encontrar el momento en el que le puso humor a un momento dramático de su vida. A los 12 había fallecido su papá y cuando estaba por recibirse en la secundaria, la alumna Chiaramoni tuvo que pedirle a la regente de su colegio que la medalla se la entregara su padrino. Cuando la mujer le dijo que no, que tenía que entregársela su papá, ella le contestó que no iba a ser posible porque «está un poco descompuesto».
Su interés por la ciencia
Nadia trabaja en el departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes. «En cuarto año decía que iba a ser abogada porque los papás de mi mejor amigo eran abogados y él decía que quería estudiar derecho. Pero en un momento pensé: ´yo no no puedo ser abogada, me pego un tiro´», dijo a Télam.
«Tenía una profesora de biología que nos enseñaba las inserciones de los músculos y cómo se acomodaban los huesos con un esqueleto que tenía el colegio. Y me acuerdo de que me encantaba encajar los huesos. Era un rompecabezas del infierno, pero me gustaba mucho. Entendí que no venía por las Ciencias Sociales y pensé en medicina. Pero no me gusta presenciar dolor. Y después empecé a ver genética, pero me tenía que ir a Rosario o a Misiones para cursar. Y un chico que era preceptor mío en ese momento me dijo ‘¿por qué no vas a la Universidad de Quilmes que está biotecnología?’ Y terminó siendo profesor mío, me vine para acá. Me gusta el ambiente y hasta me doctoré en esta institución.Tenemos a Alejandra Zinni, que es la primera vicerrectora mujer. No hay muchos de esos cargos ocupados por mujeres. La directora del departamento también es mujer, es un momento lindo para estar acá», contó.
Lo mejor de ambos mundos
En 2014, en el Ministerio de Ciencia y Tecnología había un programa de popularización de la ciencia en el que estaba Diego Golombek, que armó armó un curso de stand up para científicos que quisieran comunicar la ciencia desacartonadamente. Nadia no lo dudó.
«Yo siempre fui re nerd para todo y ese curso lo daba Diego Wainstein, con quien siempre había querido estudiar. Y me mandé porque estaba él, era la figurita que me faltaba. Y un comediante amigo me ayudó a armar un unipersonal que se llamaba ‘Mente Positiva’. Y en ese show yo trataba de cosas muy fuertes. Hablaba de la muerte de mi papá, de la soledad siendo mina soltera, de películas porno… Y él me dijo: “vos me hablás de cosas tremendas y no de tu laburo, que es genial”. Y empecé a meter cosas de ciencia. De ahí salimos como 14 ‘standuperos’, pero la única que habla de mujeres soy yo, por eso tal vez soy la que más llama la atención».
Eso dijo Nadia hace más de un año. Entonces, no podía imaginar que sería elegida para representar al país en un concurso internacional de stand up científico. Para ella, la ciencia y el humor tienen en común la creatividad.
Por Romina Calderaro para Télam