domingo, noviembre 24, 2024

NACIONALES

CIENTÍFICOS ALERTAN QUE EL CONICET ESTÁ AL «BORDE DEL COLAPSO» POR UN «AJUSTE INFERNAL»

El recorte de becas, la falta de insumos en laboratorios, el reciclado de elementos básicos como algodón y el riesgo de una nueva “fuga de cerebros”, son algunos ejemplos que muestran que el Conicet está “paralizado por un ajuste infernal”, aseguraron investigadores a Somos Télam y advirtieron que el organismo que esta semana fue distinguido como la mejor institución gubernamental en ciencia de América Latina podría quedar para fines de marzo “en una situación de colapso”.

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) se ubicó por sexto año consecutivo en el primer puesto de las instituciones gubernamentales de ciencia en Latinoamérica y alcanzó el lugar número 20 a nivel mundial, según el prestigioso Ranking SCImago publicado el viernes.

Sin embargo, los investigadores del Conicet alertan que está en riesgo la excelencia de la institución y advierten: “Estamos en los albores de un nuevo éxodo importante de científicos en Argentina”.

“La situación real es que está paralizado todo el sector científico”, indicó a Somos Télam la investigadora Valeria Levi, vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

“Estamos dejando de funcionar lentamente. No tenemos plata para lo mínimo, como papel de laboratorio o reactivos”, remarcó la doctora en Química.

La falta de insumos en laboratorios y el recorte de líneas de investigación son constantes que se repiten en los más de 280 Institutos y Centros exclusivos del CONICET y de doble y triple dependencia con universidades nacionales y otras instituciones que se distribuyen a lo largo y ancho del país.

La asfixia presupuestaria llevada al extremo hizo que el Instituto de Estudios Sociales y Humanos (IESyH) de la provincia de Misiones se quede sin edificio porque ya no pueden pagar el alquiler, lo que los obliga a emprender una mudanza sin destino cierto aún.

Reciclar algodón para seguir investigando

“Nosotros estamos tan atrasados de insumos que estamos hirviendo algodón para reciclarlo”, explicó a Somos Télam Lucas Kreiman, becario doctoral en el laboratorio de Evolución que funciona en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Kreiman cría moscas de la fruta a diferentes temperaturas en tubos de ensayos con un fondo de puré de papa y los tapa con algodón para que los insectos puedan respirar.

“Usamos puré de papa, levadura y algodón y ya nos está costando comprar eso”, indicó el biólogo que es integrante de Jóvenes Científicxs Precarizadxs (JCP).

Estudiar cómo la temperatura afecta el ritmo de vida de las moscas es fundamental para saber dónde pueden instalarse en las próximas décadas teniendo en cuenta el cambio climático y también permite controlar a estas especies que causan daños millonarios en los cultivos de fruta fina en nuestro país y en todo el mundo.

A su vez, como las moscas son consideradas un “organismo modelo”, los hallazgos de la investigación se pueden extrapolar al comportamiento de otros insectos, como el mosquito Aedes aegypti que transmite el dengue y se expande por el aumento de temperatura.

Kreiman, de 31 años, está a la espera de recibir una beca posdoctoral para continuar sus investigaciones y aseguró que los becarios no tienen “certezas de continuidad laboral en el país”.

“Se fogonea mucho el exilio. Para mí sería tristísimo irme afuera porque es una forma de extractivismo científico después de haber sido formado en la educación pública”, lamentó el joven y contó que tiene amigos científicos que ya se están yendo del país.

68 Premios Nobel contra la destrucción de la ciencia argentina

Esta semana un grupo de 68 ganadores del Premio Nobel llevó adelante una iniciativa inédita y envió una carta al presidente Javier Milei para expresar su “profunda preocupación” por la “dramática devaluación de los presupuestos del Conicet y las Universidades Nacionales”.

“Observamos cómo el sistema argentino de ciencia y tecnología se acerca a un peligroso precipicio y nos desalientan las consecuencias que esta situación podría tener tanto para el pueblo argentino como para el mundo”, indicaron.

Además, reconocieron que Argentina es el único país de la región que “ha desarrollado su propia vacuna contra el Covid-19, construido y lanzado satélites de comunicaciones y diseñado y construido reactores nucleares de próxima generación”.

En respuesta a la carta, el vocero presidencial Manuel Adorni manifestó el jueves su “sorpresa” durante su habitual conferencia matutina en Casa Rosada.

En ese sentido, aseguró que el gobierno nacional “apuesta a la ciencia y tecnología”, pero que no se va a financiar “la ciencia que no aporta un beneficio directo a la sociedad”.

“Las declaraciones de Adorni fueron una mentira tras otra”, aseguró Levi a Somos Télam y remarcó que hay un “ajuste sin ningún criterio”.

A modo de ejemplo, explicó que en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales se alojan 19 institutos del Conicet que se dedican a las áreas que el gobierno considera prioritarias, como la ciencia de datos, inteligencia artificial o robótica, pero que los grupos que trabajan estos temas están “tan desfinanciados como el resto”.

Por su parte, el investigador e integrante de la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt), Jorge Geffner, coincidió en que los dichos de Adorni son “absolutamente falsos” y enfatizó que “la realidad es un recorte infernal en todos los campos”.

En la misma línea, el investigador Galo Soler Illia, uno de los máximos referentes en Nanotecnología del país, señaló a través de su cuenta de X que el vocero presidencial dijo “barrabasadas” y apuntó que “el sistema está paralizado porque ni siquiera hay personal responsable a cargo, no se puede ejecutar el presupuesto, y además hay recortes”.

A su vez, advirtió que valorar solo los hallazgos que permiten mejoras concretas en la sociedad es un “gran error conceptual” porque confunde ciencia con aplicaciones y se trata, en realidad, de “caminos colaborativos”.

“Sin la teoría de la relatividad general, no hubiera aparecido el GPS 70 años después”, sostuvo Soler Illia, quien el año pasado en el marco de las elecciones presidenciales participó en debates como referente de ciencia de Juntos por el Cambio.

Curiosamente, en ese ciclo de debates la Libertad Avanza (LLA) fue el único espacio político que no presentó referentes en materia de ciencia.

“Quienes gobiernan deberían tener la astucia de ver que, si destruyen el sector de ciencia y tecnología, los mejores y más preparados recursos humanos se van a ir (ya las condiciones son malas, veremos cuando sean pésimas), y se va a perder una enorme inversión en tiempo y fondos”, aseguró el investigador que es nieto del expresidente Arturo Illia.

El Conicet podría quedar a fin de mes en una situación de colapso

 A corto plazo el principal problema que enfrenta el Conicet es que el 30 de marzo se vencen los contratos del personal administrativo en planta transitoria y no “hay ninguna información respecto a su renovación”, indicó a Somos Télam Gonzalo Sanz Cerbino, investigador adjunto del Conicet y delegado de ATE Conicet Capital.

“Son 1.500 administrativos de una planta total de 28.000; son sólo el 5% y cumplen tareas super complejas para administrar la diversidad de trámites de los institutos”, detalló y apuntó que el recorte de este personal altamente especializado “dejaría al Conicet en una situación de colapso”, donde no se va a poder ni siquiera liquidar los sueldos de todo el organismo.

A este problema se suma que “los salarios se han deteriorado brutalmente en los tres últimos meses y todo indica que no hay intención por parte del gobierno de aumentos paritarios”, añadió Sanz Cerbino.

Otro de los obstáculos que atraviesan los científicos es que la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) no está pagando los subsidios de investigación porque “no tiene autoridades que firmen la liberación de fondos”, explicó Marina Fernández, investigadora del Conicet y delegada de la Sociedad de Endocrinología (Endocrine Society) en el comité de negociación de Naciones Unidas para crear el primer tratado global contra la contaminación plástica.

Fernández trabaja en el laboratorio de Neuroendocrinología del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme-Conicet), que fue creado en 1944 por el doctor Bernardo Houssay, el primer argentino y latinoamericano que ganó el Premio Nobel de Medicina por sus aportes para tratar la diabetes.

De acuerdo con el ranking SCImago, el Ibyme fue destacado esta semana entre los diez mejores institutos en la categoría de innovación en América Latina.

Allí Fernández estudia un grupo de compuestos químicos presentes en los plásticos, conocidos como perturbadores endocrinos, que alteran la acción de las hormonas en el cuerpo.

“Las investigaciones en este momento están andando con lo que tenemos”, apuntó y precisó que “hace tiempo que compramos algunos insumos de nuestro bolsillo, porque los subsidios no alcanzan, se los come la inflación”.

“Este año el sistema de ciencia y técnica está funcionando con un presupuesto como el del año pasado. Por lo que tengo entendido el dinero asignado alcanza hasta junio”, agregó Fernández.

Por otro lado, está el riesgo de que el Conicet se termine vaciando ante la reducción de más de la mitad de las becas destinadas a investigadores en formación que son “el semillero de la ciencia”.

El directorio del Conicet presidido por Daniel Salamone comunicó en febrero que “en primera instancia están garantizadas 600 becas”, en lugar de las 1.300 anunciadas el año pasado, y 300 becas de finalización de doctorado.

“El directorio está tan preocupado como nosotros porque son investigadores o representantes de otros sectores económicos que entienden la importancia del Conicet”, aseguró Geffner, que tuvo diversas reuniones con las autoridades como representante de la Red Raicyt.

“Evidentemente las autoridades que están en instancias superiores no aflojan nada”, consideró y alertó que el Gobierno está realizando un “recorte en ciencia sin precedentes en democracia”.

“Es una política suicida destruir el sistema científico”, concluyó Geffner.

Trabajadores de ATE-Conicet reconocen el “rol clave” de Télam para popularizar la ciencia

Trabajadores del Conicet nucleados en ATE expresaron esta semana su solidaridad y apoyo con las y los periodistas de Télam y aseguraron que la agencia pública de noticias “ha demostrado históricamente un rol clave en la popularización y divulgación de la actividad científica”, luego de que el Gobierno nacional decidiera acallar su servicio informativo y anunciara su cierre.

“En relación a la ciencia y a la tecnología, Télam ha demostrado históricamente un rol clave en la popularización y divulgación de la actividad científica y tecnológica, explicando con rigurosidad científica y periodística el contenido de nuestras investigaciones así como su impacto en la comunidad en su conjunto”, aseguraron a través de un comunicado investigadores y trabajadores agrupados en distintas filiales de ATE-Conicet a lo largo y ancho del país.

“Como personas que trabajan para el Estado Nacional e integrantes del Sistema Nacional de Ciencia y Técnica nos solidarizamos con las personas trabajadoras de Télam y repudiamos el intento de cierre de la agencia de noticias nacional”, agregaron.

El texto fue publicado después de que el lunes 4 las dos sedes de la agencia aparecieron valladas y los trabajadores fueran dispensados por una semana.

“Télam es profundamente federal y garantiza el acceso a la información periodística a medios y oficinas de gobierno nacionales, internacionales, provinciales y municipales, siendo en muchos casos el único medio por el cual llega la información a muchos rincones del país”, remarcaron.

El documento lleva las firmas de trabajadores de las seccionales de ATE-Conicet en el Centro Nacional Patagónico (Cenpat); Posadas; Corrientes; Santiago del Estero; Rosario; Jujuy; Córdoba; Viedma; La Plata; Saavedra; y Bariloche.

También tiene las adhesiones de ATE-Conicet de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).