El Ministerio de Obras Públicas espera alcanzar para el 2023 un 88% de acceso a agua potable y un 66% de acceso a saneamiento en todo el país, a partir de la duplicación en 2020 de las inversiones en ambas áreas respecto de 2019 para achicar las brechas.

En su Informe de coyuntura sobre acceso e igualdad al agua y al saneamiento, y a propósito de la celebración del Día Nacional del Agua, la cartera a cargo de Gabriel Katopodis recordó que «el agua es un derecho básico, que en plena pandemia de Covid-19 se torna crítico».

Según el trabajo producido desde el Programa de Monitoreo y Evaluación de Políticas Públicas del Ministerio, junto con la Dirección Nacional de Agua y Saneamiento de la Secretaría de Hídricos, al 2019 a nivel nacional el déficit de acceso al agua potable o segura era de 20,1% (9 millones de personas) y el de acceso al saneamiento era de 43,9% (19,7 millones).

Mientras a nivel nacional 20,1% no accede al agua potable o segura, en las zonas urbanas esto comprende a una de cada 10 personas, en los barrios populares esas brechas se amplifican dramáticamente y en zonas rurales agrupadas afecta a 7,1%, mientras que en las zonas rurales dispersas a 37,6%.

Y, en el caso del déficit de cobertura de saneamiento, que en el país es de 43,9%, en zonas urbanas abarca a casi cuatro de cada 10 personas, en las zonas rurales agrupadas afecta a 38,8% y en las áreas rurales dispersas a 65,2%.

En el caso de los grandes aglomerados urbanos del país, que concentran a 70% de la población, un tercio de los hogares no accede a los desagües cloacales y uno de cada 10 hogares no accede al agua potable.

En tanto, el acceso a estos servicios, según tipo de hogar, para el tercer trimestre 2020 se registra que en los hogares urbanos con niños/as y/o adolescentes de hasta 17 años se incrementan casi a cuatro de cada 10 hogares el déficit en desagüe cloacal y a 13,9% en agua potable.

«Aún en plena pandemia, en 2020 duplicamos las inversiones en agua y saneamiento respecto de 2019; arrancamos de muy atrás; la inversión en obra pública en Argentina estaba históricamente debajo del promedio de la región, y esto se agravó porque pasó entre 2015 al 2019 de 2,7% a 1,1% (cayó más del 60%); comenzamos a recuperar esa desinversión», concluyó el Ministerio de Obras Públicas.