Por Ayelén Mazzina (*)
Estoy segura de que todas las personas que vivimos el 3 de junio de 2015 en las calles recordamos lo que sentimos, lo que nos atravesó el cuerpo y el alma. La sociedad entera, sin color político, sin grietas, salió a caminar por las plazas centrales y las avenidas más importantes de todo el país. Éramos decenas de miles de jóvenes, sindicalistas, militantes, feministas, familias enteras, diciendo basta de violencia. Hubo un consenso social muy grande; fue una convocatoria realmente federal, territorial, transversal.
El grito por Ni Una Menos se hizo eco en cada casa, en cada escuela, universidades, espacios de militancia, en los diarios de cada uno de los territorios. Hoy es un hito en la historia de nuestro país y de la región, porque le corrió el velo a la violencia de género y nos hizo ver que era más grande de lo que pensábamos: el problema era estructural. No bastaba con dar respuesta a casos aislados, había que transformarlo todo: necesitábamos un cambio rotundo en las formas de relacionarnos, de trabajar, de gobernar. Necesitábamos dejar de lado los abordajes centrados en la emergencia para poner en marcha políticas públicas más integrales y con presupuesto. Había que ponerle perspectiva de género a lo que ya existía, a cada área, a cada programa. Había que darle jerarquía al tema dentro del Estado.
Por todo esto, en 2019, se creó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, con el compromiso de un Gobierno que escuchó la demanda social de más y mejores políticas para erradicar las violencias, y buscó respuestas para promover la igualdad.
Vengo de esas calles y hoy tengo la responsabilidad de dirigir este Ministerio y de trabajar, cada día, para mejorar la vida de las mujeres y LGBTI+ de Argentina. El Ministerio hoy son políticas públicas cada vez más cerca de la ciudadanía. Son 30 Centros Territoriales Integrales que estamos construyendo y 54 millones de pesos invertidos en el fortalecimiento de 35 hogares y refugios territoriales de todo el país.
Son 50 equipos interdisciplinarios integrados por profesionales de la abogacía, la psicología y el trabajo social, combinando sus saberes para acercar más derechos y garantizar el acceso a la justicia a las mujeres y LGBTI+ de cada provincia. Más de 297.000 mujeres que, con el Acompañar, lograron salir de círculos de violencia y hoy están fortaleciendo su autonomía económica. La contención psicosocial y el acompañamiento económico a más de 665 familiares víctimas de femicidio, travesticidio y transfemicidio. Son las redes que se formaron con más de 304 proyectos productivos y más de 100 proyectos comunitarios. Una línea 144 fortalecida, que ya brindó información, contención y asesoramiento a más de 83.000 mujeres y LGTBI de todo el país; que funciona también en cinco lenguas indígenas, en cinco idiomas extranjeros y que tendrá, a través de videollamada, el primer servicio de atención a personas sordas e hipoacúsicas del mundo. Son más de 570 personas trans y travestis trabajando por primera vez en el Estado y cambiando su destino. Escuelas populares de género rompiendo estructuras machistas. Al menos 2.574 capacitaciones en Ley Micaela, para reconfigurar sentidos dentro del Estado, los sindicatos, las empresas, los clubes y los medios de comunicación. Son 25 mil kit de lactancia distribuidos en todo el país para promover la responsabilidad compartida en el cuidado desde la primera infancia. Es también un Ministerio que abraza la marea verde que empujó un derecho humano fundamental para la salud y la vida de las mujeres: el aborto legal, seguro y gratuito.
No sólo en este Ministerio se crearon políticas de género; se tomó la decisión de impulsar la transformación del ADN de todo el Estado, a través de la transversalización de la perspectiva de género y diversidad en todo el gabinete nacional. Y en ese marco, también se financió y acompañó el fortalecimiento de áreas de género y diversidad en más de 166 municipios.
Sabemos que falta, porque cuatro años no bastan para desarmar el machismo estructural de nuestras sociedades y porque esto no sólo se logra con la voluntad política de un gobierno, se requiere la fuerza de todos los sectores de la sociedad y de todos los poderes del Estado. En tres años de gestión este Ministerio asistió de manera directa a 1.555.666 personas en situación de violencia de género o vulneración de sus derechos. Fueron muchas las mujeres y LGBTI de todo el país que recibieron acompañamiento y pudieron cambiar su vida; necesitamos que sean más. Necesitamos un Poder Judicial que esté acorde al momento histórico, que revea sus procesos y reforme el sistema de Justicia. Necesitamos también reconstruir un pacto social democrático, multisectorial e interpartidario, para frenar la violencia, en todas su formas, y seguir construyendo con más democracia y más política.
Por eso, este 3J, redoblemos esfuerzos. Sigamos escuchando la calle y apostando al Estado como motor de transformación. Defendamos las estructuras institucionales y la agenda de género y diversidad, que es una agenda de igualdad que beneficia a las mayorías. Abracemos los derechos conquistados y sigamos poniendo el cuerpo y el corazón, cada día, hasta que la Argentina sea, efectivamente, el país que todas, todes y todos nos merecemos: un país con NiUnaMenos.
(*) Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación
Fuente: Télam