Por Ángel Pizzorno
Nació en la provincia de Buenos Aires en 1901. Adhirió desde muy joven al yrigoyenismo, elección que luego pagaría con persecución y cárcel. En 1933 participa en la fallida insurrección armada contra el gobierno fraudulento de Agustín P. Justo.
En 1935 junto a otros correligionarios, funda y preside la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA). “Somos una Argentina colonial; queremos ser una Argentina libre”; dice el primer comunicado. Ante la entrega a la oligarquía del proyecto histórico del radicalismo por la conducción de la UCR, abandonan el partido. Muchos años predican en un país postrado y sin esperanzas.
En 1943 el Ejército al mando de un grupo de coroneles pone fin a la Década Infame. Pese a contradicciones menores, el gobierno de facto afianza el rumbo para reconstruir la Argentina bajo un signo soberano. Allí se destaca un militar que hará historia: el coronel Juan Domingo Perón. Los hombres de FORJA entre los que están Homero Manzi y Raúl Scalabrini Ortiz, ven con interés las medidas nacionales y populares del gobierno y apoyan las grandes líneas de la gestión.
El 17 de octubre de 1945 el pueblo gana la calle para liberar a Perón, detenido por un golpe palaciego. Entonces FORJA ve cumplido el sueño de que un gran movimiento de masas levante sus mismas consignas. Se disuelve y la mayoría de sus miembros se suman al peronismo. En el primer gobierno de Perón Don Arturo preside cuatro años el Banco Provincia, pero no es hombre de escritorio y renuncia. Sigue dando batalla política en defensa del gobierno popular.
A partir de 1955, los ex forjistas integran la Resistencia y enfrentan la dictadura gorila. Jauretche produce algunas de sus obras más perdurables: “Los profetas del odio y la yapa: la colonización pedagógica”; “Manual de Zonceras
Argentinas”; “El medio pelo en la sociedad argentina” y otros trabajos que demuelen los mitos liberales, que tanto daño hicieron a la construcción de una conciencia nacional. El 25 de mayo de 1974 falleció. Pero Don Arturo no hizo otra cosa que pasar a habitar en esos libros y charlas que le abrieron los ojos a varias generaciones de argentinos. Hoy, más vigentes que nunca.