El director provincial del Registro de Personas Desaparecidas, Alejandro Incháurregui, detalló los alcances de la campaña “Yo soy”, destinada a garantizar el derecho a la identidad y generar conciencia sobre la adopción y la apropiación de niños y niñas en territorio bonaerense.
“La campaña se puede ver en el sitio web del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y consta de 9 piezas audiovisuales donde se problematizan temas inherentes a la identidad de un niño”, señaló Incháurregui, en declaraciones a Radio Provincia.
Y explicó que la iniciativa «recoge las historias de personas que recuperaron su identidad, de madres que buscan a sus bebés y, al mismo tiempo, abordan las temáticas de adopción, de los niños abandonados, con el objetivo de deconstruir algunos prejuicios”.
El titular del área explicó que la propuesta del gobierno provincial deviene del “diagnóstico de la situación, ya que hay mucha más cantidad de personas que buscan sus orígenes que madres que aportan información, porque estas son situaciones muy traumáticas que han marcado sus vidas”.
Además, el funcionario analizó que, como la sociedad espera que “las madres sean buenas esposas, maternen a sus hijos, y toda esa constelación de prejuicios, difícilmente se avengan a salir de este otro ‘closet’, que es reconocer si alguna vez se tuvo un niño o una niña y decidieron darlo en adopción o no pudieron maternarlo.”
Incháurregui detalló que la provincia de Buenos Aires trabaja en esta temática “desde hace 20 años” y que contó que en ese período el Estado bonaerense abordó más de 3.500 casos, de los cuales “el 85% son ciudadanos bonaerenses que buscan a su madre, y hermanos si existieran, y un porcentaje muy menor, sólo un 3%, son madres que buscan a sus hijos”.
Por otra parte, indicó que del 100% de las personas que buscan sus orígenes, «el 85% son apropiados y el 15% adoptados», y destacó que si bien la adopción es “una institución muy noble que permite que un niño que carece una familia la tenga, en la apropiación hay personas que delinquen, con el objeto de transformarse en padres, e inscriben a un niño como propio cuando no lo es”.
Incháurrregui también destacó que si bien la “apropiación remite a la dictadura militar esta práctica no comenzó allí sino que preexistía, fue concomitante con el Proceso militar y le sucedió a la dictadura”.