domingo, noviembre 24, 2024

NACIONALES

Una científica argentina fue incorporada a prestigiosa organización europea de biología molecular

La prestigiosa Organización Europea de Biología Molecular (EMBO, según sus siglas en inglés) -entre cuyos miembros figuran 90 premios Nobel-, incorporó a Fernanda Ceriani, investigadora principal del Conicet en la Fundación Instituto Leloir (FIL), convirtiéndola así en la cuarta persona de Argentina que recibe este reconocimiento y la primera mujer.

«Ser elegida por la EMBO representa un inesperado reconocimiento a mi carrera y especialmente al trabajo de los miembros de mi grupo de investigación. Y, sin duda, nos allanará el camino para vincularnos con otros miembros de esa red», afirmó Ceriani, jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento de la FIL a la agencia CyTA-Leloir.

De los 64 científicos designados como miembros de EMBO este año, 26 son mujeres y Ceriani -quien recibió el Premio Nacional L’Oréal-Unesco Por la Mujer en la Ciencia 2011- es la primera de Argentina.

«Estoy encantada de dar la bienvenida a los nuevos miembros a nuestra organización y espero trabajar con ellos», indicó la directora de EMBO, María Leptin, doctora en Inmunología que lidera grupos de investigación en el Instituto de Genética de la Universidad de Colonia y en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), en Heidelberg, ambos en Alemania.

«Una elección para la Membresía de EMBO reconoce los logros sobresalientes en las ciencias de la vida. Los nuevos miembros brindarán experiencia y orientación que ayudarán a EMBO a fortalecer aún más sus iniciativas», añadió.

En octubre de 2020 Ceriani explicó a Télam que a partir de una investigación que realizó junto a su equipo descubrieron que la «remodelación circadiana», una modificación diaria en las conexiones neuronales que influye en la regulación de los ciclos de sueño y vigilia, es el resultado de la interacción cruzada de diversas neuronas y no sólo de algunas específicas como se creía.

«Lo que mostramos es que la remodelación circadiana no está limitada a un sólo grupo de neuronas reloj, sino que parece ser una propiedad más general que modula la comunicación entre grupos de relojes», indicó en ese momento la investigadora.

«De este modo -continuó- impacta en los procesos regulados por el reloj circadiano, como los ciclos de sueño y vigilia».

La científica describió además que «el reloj biológico marca mucho más que los momentos de máxima alerta o la hora de irse a dormir: también regula el sistema inmune, la digestión, la temperatura corporal, la presión arterial, el funcionamiento de los riñones, la frecuencia cardíaca y los ritmos de ovulación cada 28 días, entre otros tantos ejemplos».

Según explicó la agencia CyTA-Leloir, la literatura científica acumula evidencia sobre la relación entre la disfunción del reloj biológico y la susceptibilidad al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, infecciones y obesidad.

A fines de 2020, el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos (NIH) decidió financiar, tras una selección de proyectos, una colaboración del laboratorio de Ceriani con científicos de las universidades de Washington y de California, en Estados Unidos.

El proyecto pretende describir los cambios estructurales que las neuronas reloj experimentan a lo largo del día para regular la conectividad de la red circadiana en el cerebro adulto en la mosca Drosophila y en ratones.

«Dada las similitudes de los procesos biológicos que ocurren en el reloj biológico de Drosophila y el de los mamíferos, es de esperar que las investigaciones iluminen aspectos relevantes para la medicina humana», manifestó Ceriani quien firmó trabajos científicos sobre los ritmos circadianos con Michael Rosbash, uno de los ganadores del Nobel de Medicina de 2017.

Los anteriores científicos argentinos designados miembros de EMBO son Alberto Kornblihtt, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), que depende de la UBA y del Conicet; Fernando Pitossi, investigador del Conicet y director del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso de la FIL; y Alfredo Cáceres, director del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra (Inimec), en Córdoba.