Por Santiago Fraschina, Secretario General de la Anses.
El pasado 13 de julio, anunciamos desde el Gobierno nacional una nueva medida para reconocer los aportes por las tareas de cuidado, tareas que demandan a las mujeres mucho tiempo a lo largo de toda su vida. Esta medida visibiliza una desigualdad histórica y estructural en la distribución de las tareas de cuidado, pero también contribuye a repararla reconociendo y valorando el tiempo que las mujeres destinaron y destinan a la crianza de sus hijos e hijas.
La división sexual del trabajo asigna roles de género a las diferentes actividades e históricamente ha delegado a las mujeres el trabajo reproductivo y las tareas indispensables para garantizar el cuidado, el bienestar y la supervivencia de las personas del hogar, mientras que, el trabajo productivo, que se realiza de manera remunerada en el mercado, aparece tradicionalmente asociado a los varones. Esta configuración que ha tomado la organización del trabajo social ha tendido a desplazar a las mujeres del mercado de trabajo y obstaculizar sus trayectorias laborales.
Es evidente que tanto el trabajo productivo como el reproductivo representan un conjunto de acciones igualmente necesarias para el desarrollo de la vida cotidiana y el sostenimiento de las sociedades, pero, sin embargo, no gozan del mismo reconocimiento. De este modo, las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas son un trabajo que queda invisibilizado, a pesar de su rol fundamental para el funcionamiento de las sociedades en su conjunto.
Estas condiciones desfavorables que las mujeres deben enfrentar para formar parte del mercado de trabajo, derivan en trayectorias laborales más interrumpidas que repercuten en el acceso a sus derechos previsionales. En este sentido, las moratorias previsionales, especialmente la Ley 26.970, permitieron el acceso masivo de mujeres al sistema previsional. De las actuales mujeres jubiladas, siete de cada 10 accedieron a su jubilación gracias a la moratoria. En contraposición, sólo cuatro de cada 10 varones jubilados actualmente obtuvieron su cobertura a través de la moratoria.
La situación de las personas que están a punto de cumplir la edad jubilatoria también refleja estas desigualdades. En base a datos del Boletín Estadístico de la Seguridad Social, se estima que sólo uno de cada 10 mujeres de 59 años alcanzará a reunir los 30 años de aportes requeridos por el SIPA; mientras que, de los varones de 64 años, cuatro de cada 10 se estima que alcanzarán a reunir los 30 años.
El Programa de Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidados permitirá reducir la brecha en el acceso al Sistema Previsional entre varones y mujeres. Consta de tres ejes fundamentales: reconoce 1 año de servicios por cada hijo/a nacido/a vivo/a, 2 años por hijo/a adoptado/a y reconoce hasta nueve meses por el período de licencia y excedencia por maternidad. Además, el programa reconoce de forma adicional 2 años por cada hijo/a que haya percibido la AUH durante al menos 12 meses y 1 año adicional por cada hijo/a con discapacidad.
De esta forma, el reconocimiento de años de aportes por las tareas de cuidado va a beneficiar a todas las madres argentinas reconociendo su dedicación y su trabajo no remunerado y acercándolas aún más a sus derechos previsionales. Se estima que 155 mil mujeres que no alcanzaban a jubilarse podrán hacerlo gracias a esta política. Además, aquellas que sí alcanzaban a jubilarse a través de la moratoria previsional gozarán del mismo reconocimiento y se beneficiarán teniendo que pagar una cuota más baja, incluso muchas podrían prescindir de la moratoria.
Esta política marca un hito en la Seguridad Social en nuestro país y genera un nuevo piso de derechos que constituyen un primer paso para reconocer el valor de las tareas de cuidado. Además, permitirá sostener y mejorar los estándares de cobertura previsional que ha logrado el país, especialmente a partir de las moratorias previsionales.